En 1974, el gran timonel, camarada Mao Zedong, dijo: "Los terremotos deben ser predichos por personas, no por científicos". Mao Zedong dijo: debemos hacerlo - el Partido respondió: lo tenemos. Y el primer secretario del comité del partido del distrito de Haicheng, recientemente ascendido al cargo de segundo secretario de la provincia de Liaoning, era un hombre leal al partido. Cuando la gente comenzó a acudir a su oficina informando de cambios en el comportamiento de animales salvajes y domésticos, él comprendió que había que actuar.
Temprano en la mañana del 4 de febrero de 1975, comenzó la evacuación de los residentes en el distrito de Haicheng. Y al final de la tarde, a las 19:36, ocurrió un poderoso terremoto de magnitud 7.5. En un instante, miles de edificios quedaron en ruinas, más de 27,000 personas resultaron heridas y 2041 personas murieron. Horribles consecuencias. ¡Pero! Como revelaron investigaciones posteriores, sin la orden de evacuación, el número de víctimas habría superado las 150,000 personas. Este fue el primer terremoto predicho con anticipación en el mundo. Podría haber habido un segundo terremoto predicho, pero en 1976, el camarada Mao Zedong ya estaba gravemente enfermo y los científicos volvieron a predecir los terremotos. Como resultado, el terremoto de Tangshan en 1976 se cobró la vida de 300,000 personas.
Desde entonces han pasado casi 50 años. Cientos de miles de personas han perdido la vida en todo el mundo a causa de los terremotos.
- Spitak, 1988. Armenia. Magnitud 7.2. Murieron 25,000 personas.
- Neftegorsk, 1995. Rusia. Magnitud 7.6. Murieron 2040 personas.
- Puerto Príncipe, 2010. Haití. Magnitud 7. Murieron 223,000 personas.
- Sendai, 2011. Japón. Magnitud 9. Murieron 18,000 personas.
- Turquía, Siria, 2023. Magnitud 7.8. Murieron 52,000 personas.
En el recién formado Estado de Israel, se otorgó una patente que indica que los animales pueden presentir los terremotos. Ya no existe la Unión Soviética, cuyos científicos crearon una tabla que muestra cuántos días antes y a qué distancia diferentes animales presentían los terremotos.
Y solo los científicos - los sismólogos de todo el mundo siguen diciendo lo mismo:
- "Hay un 70% de probabilidad de un terremoto de magnitud 7 en el área de Tokio en los próximos 30 años".
Profesor Hiroyuki Fujivara. Instituto Nacional de Investigación Científica de la Tierra y Prevención de Desastres de Japón. - "Las predicciones determinísticas de terremotos individuales con la precisión necesaria para planificar programas de evacuación son fundamentalmente imposibles".
Comunidad de sismología de EE. UU. - "Incluso un método de pronóstico excelente (hipotético) tendría una utilidad social cuestionable, ya que la evacuación organizada de centros urbanos difícilmente tendría éxito, mientras que se podría esperar pánico y otros efectos colaterales indeseables".
Sismólogo Stathis Stiros, Grecia.
Mi nombre es Boris D. Yarovoy y no soy un sismólogo. Pero cuando en 2001 publiqué mi artículo "Internet: un entorno para la función de la inteligencia artificial", especulé que Internet ayudaría en el futuro a la humanidad a predecir con precisión la intensidad, ubicación y tiempo de los terremotos. Y diez años después, en 2011, inventé una tecnología que utilizaba las redes sociales existentes en Internet para recopilar información sobre cambios en el comportamiento de los animales domésticos en áreas propensas a terremotos. Con una base de datos primaria sobre cómo reaccionan los animales a los terremotos débiles de magnitud 3, 4 y 5, es fácil calcular el tiempo, la ubicación y la magnitud de los terremotos utilizando métodos matemáticos y estadísticos. Llamé a esta tecnología TRON (Tecnología Nuclear en Línea en Tiempo Real), que puede reducir en un 90% el número de víctimas y disminuir en un 25% los daños económicos causados por pérdidas en la infraestructura (por ejemplo, el desastre de la planta nuclear de Fukushima).
La tecnología existe, pero no hay personas salvadas: ¿por qué? Quizás porque no tengo $100,000 para crear el primer prototipo funcional de esta tecnología (y no se necesita más). Tal vez porque los sismólogos tienen sus propias familias y no quieren quedarse sin sus salarios y oportunidades de viajar a diversos simposios, conferencias y reuniones. También se podría suponer que el problema no está en las personas, sino en los peces, anfibios y reptiles, que después de la muerte del camarada Mao Zedong perdieron de repente, en un solo día, su capacidad de presagiar los terremotos que poseían antes, en número de decenas de millones. Puede haber muchas y variadas preguntas y respuestas.
Pero lo que sé con certeza es que el progreso no se puede detener y que miles de millones de personas y sus hijos necesitan una tecnología simple, económica y moderna para predecir con precisión la intensidad, la ubicación y el tiempo de los terremotos. Por eso, hoy en día, en 2024, trece años después de haber creado este conocimiento, sigo escribiendo sobre TRON, sintiéndome como un pequeño caracol que se arrastra por la ladera del Monte Fuji y repitiendo para mí la máxima de Confucio: "No importa cuán rápido te muevas hacia tu objetivo, lo más importante es no detenerte".
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